Presentación
En su tercera edición, “Arte es acción”, después de haber intentado habitar un museo y ocupar un teatro, se traslada a una antigua fábrica, en el centro de Madrid. La itinerancia de esta muestra en los últimos años es sintomática de la difícil ocupación de las prácticas artísticas que intenta hacer públicas: son contradictorias con el principio conservacionista de los museos, pero también con el espectacular de los teatros. Quizá una antigua fábrica, aún no sometida a la asepsia ni a la amnesia, pueda constituir un lugar más adecuado.
“Arte es acción” es un proyecto promovido por el Ministerio de Cultura cuyo objetivo es presentar la obra de artistas internacionales que trabajan en el ámbito del arte de acción. La primera edición tuvo lugar en 2008, comisariada por Bartolomé Ferrando: reunió a nueve artistas que presentaron acciones durante tres días en el Museo Reina Sofía de Madrid. La segunda edición tuvo lugar en 2009, comisariada por Marcel.lí Antúnez: se presentaron siete piezas a cargo de nueve artistas durante tres días en el Teatro Valle Inclán de Madrid.
La tercera edición tendrá lugar entre el 25 y el 31 de octubre de 2010 en el edificio Tabacalera en Madrid. En esta ocasión, colaboran en su organización el INAEM y Casa Árabe, una suma de esfuerzos que confiamos, en el futuro, dé lugar a nuevas líneas de actuación en territorios cada vez más transitados por las prácticas artisticas contemporáneas y que resulta imposible delimitar de acuerdo a las categorías tradicionales, tanto desde el punto de vista artístico (teatro, artes visuales, cine, música) como desde el punto de vista geográfico o cultural.
>>Ir a la web del III Encuentro Internacional El arte es acción en la web del Ministerio de Cultura
Presentación del proyecto
La acción constituyó para muchos artistas a lo largo del siglo XX un medio de romper la clausura de la obra e implicar al espectador en una relación activa, bien por la necesidad de compartir un tiempo y un espacio (en una recuperación de las formas originarias de teatralidad), bien por la necesidad de activar la imaginación en la reconstrucción de la memoria o la potencialidad de la acción a partir de las huellas o los documentos (en una recuperación de las formas originarias de representación plástica). En ambos casos se trata de alejar la práctica artística de la comodidad del producto que se observa, se compra y se almacena para enfatizar la dimensión de experiencia compartida, la construcción colectiva de subjetividad o la generación de discursos de vigencia momentánea.
Arte es acción cuando pone en movimiento o en cuestión el modo mismo de organización de la práctica artística y de su exhibición. Y cuando ese cuestionamiento y ese movimiento trascienden los límites de la clausura institucional y posibilitan vías de comunicación y de efectividad en el exterior. En un tiempo se entendió que un medio eficaz de actuar era suprimir el objeto, el producto. Pero cuando ya los museos incluyen en sus salas las huellas de las acciones e incluso aceptan agrietar sus muros para darles cabida, quizá haya que replantear la relación entre acción artística y producción. En una época dominada por el capitalismo performativo, ¿no podría ser útil volver la mirada atrás y estudiar la potencialidad transformadora que acompañaba a la producción industrial?
Al definir acción como producción queremos poner en evidencia el doble sentido del concepto “producción” en cuanto generación de productos, pero también en cuanto proceso de trabajo para la creación de algo nuevo. Lo nuevo puede ser invención y repetición del tipo o del standard, de acuerdo a la norma industrial, pero lo nuevo puede ser también invención de la organización, redefinición del modo en que se produce. A la producción focalizada en el producto, a la producción entendida como generación de mercancía propia del capitalismo de primera generación sucede la producción como proceso, como enriquecimiento de las relaciones sociales y humanas. No se trata de convertir la relación en mercancía, sino de poner en movimiento los mecanismos de relación.
Nuestra propuesta es poner en funcionamiento por unos días la maquinaria de la Tabacalera, teniendo en cuenta que en una fábrica de tabacos la maquinaria eran las trabajadoras, y que las trabajadoras no sólo actuaban dentro de la fábrica sino también fuera de ella, y que el potencial industrial que los muros encerraban se transformaba en potencial social fuera de ellos. Se trabajará con el espacio, se trabajará con materiales encontrados, se colaborará con otros artistas o se buscará un lugar de acción en espacios de relación en el entorno. Durante esta semana, los participantes compartirán sus procesos en conversaciones informales, sesiones de visionado y debate, propuestas específicas de trabajo en proceso.
Arte es acción en tanto efectivamente pueda contribuir a que memoria y deseo coincidan en la creación de las condiciones que imposibiliten la repetición de lo mismo y fuercen a repensar y redefinir. El arte es acción en cuanto produce experiencia compartida. La acción es arte cuando produce discurso.
Este proyecto es una invitación a la producción compartida. A artistas activos en diferentes contextos y medios, para compartir la memoria de un barrio y de un lugar de trabajo, para compartir también el presente de quienes trabajan en Madrid y de quienes habitan las casas de quienes cien años atrás pusieron su cuerpo al servicio de una producción que no les perteneció, pero que no por ello canceló su deseo.
Gracias a Lois Keidan, Eduardo Bonito, Hyun-Suk Seo, Catarina Saraiva y Michela de Petris.