Teatro y posteatro
El interés de los artistas por lo teatral en la década de los cincuenta no sólo abre nuevos modos de hacer en arte, sino que también redefine el concepto mismo de teatro. En esta redefinición es decisiva la cancelación de la ilusión escénica, del célebre “como si” en beneficio de un trabajo con lo real, entendido de muy diversos modos en función de la herencia que más pese: su(per)realista (Dalí, Buñuel, Artaud…), la dadaísta (Picabia, Duchamp, Schwitters) o constructivista (en un sentido amplio, incluyendo aquí las propuestas de montaje de Brecht, Piscator o Eisenstein). Si el deseo de una relación directa con el espectador había motivado algunas de las aproximaciones a lo teatral en la época de vanguardias (cabaret, veladas, fiestas, acciones…), en los años cincuenta ya no basta con provocar la interacción: se trata más bien de trabajar con ella. La relación entre artistas y espectadores por medio del dispositivo escénico se convierte en eje del discurso, hasta tal punto que los límites se difuminan y la dimensión colaborativa de la práctica escénica se extiende tanto a quienes producen como a quienes participan, ya no tanto como espectadores, sino más bien como testigos o invitados. [...]
Yves Klein: Antropometría sin título (ANT 56) (1960)
9 Evenings (1966)
Zaj: Cartones, escritos, tarjetas y documentos (1964)
Carl André: Magnesium Copper Plain (Plano magnesio y cobre, 1969)
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